¿Y tú, qué has aprendido de ellos?
Nuestras mascotas nos ayudan no sólo a hacernos compañía sino que también a un sin fin de cosas, algunas internas más que externas.
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Si no las has detectado, a continuación te las mencionamos. Y si aún no tienes una, es probable que después de leer esto quieras salir corriendo para adoptar a un pequeño amigo.
Cosas que podemos aprender de nuestras mascotas
Olvídate de la multitarea
Cuando los perros tienen un trabajo que hacer, le prestan toda su atención. Resulta que la gente probablemente debería hacer lo mismo. Los investigadores de Stanford encontraron que la atención y la memoria sufren en quienes hacen malabares con el trabajo, el correo electrónico y la navegación web, en comparación con quienes se concentran en una tarea a la vez. Otros estudios sugieren que los empleados realmente pierden tiempo cuando realizan múltiples tareas.
Toma siestas
No sorprenderá a su mascota pasando del amanecer al anochecer sin dormir. Hay buena evidencia de que los humanos también pueden beneficiarse de las siestas. Un estudio en el que participaron unas 24.000 personas indica que las personas que duermen la siesta con regularidad tienen un 37% menos de probabilidades de morir de una enfermedad cardíaca que las personas que duermen la siesta solo ocasionalmente. Las siestas cortas también pueden mejorar el estado de alerta y el desempeño laboral.
Camina todos los días
Ya sea que tenga cuatro o dos piernas, caminar es una de las formas más seguras y fáciles de quemar calorías y mejorar la salud del corazón. Hacer caminatas con regularidad también puede ayudarlo a:
Vive el momento
Vivir el momento puede ser una de las lecciones más importantes que podemos aprender de nuestras mascotas. En un estudio llamado "Una mente errante es una mente infeliz", los psicólogos de Harvard concluyen que las personas son más felices cuando realizan actividades que mantienen la mente concentrada, como el sexo o el ejercicio. Planear, recordar o pensar en otra cosa que no sea la actividad actual puede socavar la felicidad.
No guardes rencor
Parte de vivir el momento es dejar que lo pasado sea pasado. Deja ir los viejos rencores y literalmente respirarás mejor. La ira crónica se ha relacionado con una disminución de la función pulmonar, mientras que el perdón contribuye a disminuir la presión arterial y reducir la ansiedad. Las personas que perdonan también tienden a tener una mayor autoestima.
Mantén la curiosidad
Según un dicho popular, la curiosidad puede ser peligrosa para la salud de un gato. Pero no es así para los humanos. Los investigadores han descubierto que las personas que son más curiosas tienden a tener un mayor sentido de significado en la vida. Otros estudios han relacionado la curiosidad con el bienestar psicológico y la expansión de conocimientos y habilidades.
Si amas a alguien, muéstralo
Los perros no se juegan difícilmente, cuando te aman, te lo demuestran. Es un buen enfoque para las personas que buscan fortalecer sus relaciones. Un estudio publicado en la revista Personal Relationships sugiere que los gestos pequeños y reflexivos pueden tener un gran impacto en cómo se sienten las parejas conectadas y satisfechas.
Juega
Hacer el tonto no es solo para niños y gatitos. En su libro Play, Stuart Brown, MD, escribe que jugar es una necesidad humana básica junto con dormir y comer. El juego mejora la inteligencia, la creatividad, la resolución de problemas y las habilidades sociales. Así que sigue el ejemplo de tu mascota y dedícate a una actividad que no tiene otro propósito que la pura diversión.
Disfruta del aire libre
Una caminata en el bosque puede ser la idea de felicidad de un perro, pero también tiene muchos beneficios para la mente y el cuerpo humanos. Pasar tiempo al aire libre puede mejorar el estado físico, aumentar los niveles de vitamina D y reducir el estrés. En los niños, jugar en entornos naturales también se ha relacionado con una mejor visión de lejos, menos síntomas de TDAH y un mejor rendimiento en la escuela.
Se consciente del lenguaje corporal
Los perros son excelentes para leer las intenciones de los demás a partir del lenguaje corporal. Humanos, no tanto. Si bien la mayoría de nosotros revela nuestras emociones a través de la postura, los patrones del habla y el contacto visual, otras personas generalmente no son muy buenas para leer esas señales. Las personas mejoran en la decodificación del lenguaje corporal a medida que envejecen.