En ocasiones basta con una prenda usada por la madre para tranquilizar al pequeño.
Al nacer, el ser humano cuenta con un instinto de supervivencia que al ser unos bebés indefensos, se convierte en la capacidad para detectar a nuestra madre.
Es por eso que los bebés reconocen a sus progenitoras aún en medio de una habitación oscura a las 3:00 de la mañana cuando despiertan para amamantarse.
Además, según científicos del Wellcome Trust Sanger Institute los bebés aprenden el olor de su mamá desde antes de nacer.
El olfato y el gusto están relacionados.
Asegurando que los pequeños nacen con un olfato más desarrollado que el de los adultos y como este se encuentra relacionado con el sentido del gusto, el pequeño vincula el olor de la mamá con lo que le gusta comer.
Dada la relevancia del olor corporal de la madre para el bebé, es importante replantearse la idea de usar fragancias o perfúmenes durante el periodo de lactancia.
Inluso tu hijo será capaz de identificar cuando laves alguno de los pechos y preferirá alimentarse del que no ha sido lavado.