El primer desfile de Ralph Lauren desde 2019 es una muestra de estilo perdurable.
Este martes Ralph Lauren regresó al mundo de la moda en persona con el primer desfile de la marca desde 2019.
Celebrado en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, Lauren transformó una galería en una sala de estar íntima, reemplazando las filas de asientos con cómodas mesas de café y frescas banquetas blancas. El ambiente era menos una gran experiencia de marca que estar al tanto de algo personal y especial.
Estados Unidos tiene un largo camino por recorrer para ponerse al día con el sector de lujo de Europa y rivalizar con la artesanía de Hermes, Louis Vuitton y Chanel, pero Ralph Lauren es fácilmente el epítome del lujo estadounidense y la moda aspiracional.
Los looks
La historia del polo le ha dado a Ralph Lauren una identidad de marca inigualable y un alcance global y, a pesar de todos los puntos de venta de fábrica y las camisetas con el logotipo de descuento, cualquier dilución del valor de la marca no ha empañado la línea superior ni su base de clientes ricos.
El desfile de 61 looks contó con ropa de hombre y de mujer, inaugurado por Gigi Hadid con un cuello en V con el logo RL de muy buen gusto, con botones y zapatos clásicos de dos tonos. El blazer era un elemento básico de la colección, y venía en variantes de botonadura sencilla y cruzada, una multitud de cuadros y rayas, pero también de inspiración ecuestre y para un after hours elegante. La chaqueta de esmoquin es un pilar de Ralph Lauren, al igual que las lanas sensuales.
En su mayor parte, la colección jugó con una paleta en blanco y negro, de la visión de elegancia y nostalgia de Lauren, que culminó en una temporada para los sofisticados bien vestidos que prefieren la moda atemporal a las modas pasajeras.
Los invitados se sentaron en muebles que se pueden encontrar en la decoración del apartamento de Lauren en la Quinta Avenida, como las sillas de acero art déco, los sillones blancos y las fotografías en blanco y negro que adornan las paredes de sus residencias y tiendas.
El atractivo perdurable de Ralph Lauren, que ahora tiene 82 años y lleva seis décadas en el negocio, es el sólido conocimiento de su base de clientes y nunca alejarse de su estilo característico.