Conocer sobre los riesgos del choque tóxico pueden salvarte la vida.
El uso del tampón higiénico se ha popularizado en los últimos años, gracias a la gran comodidad que ofrece durante el periodo menstrual. Sin embargo, utilizarlo también está relacionado con el riesgo de padecer el síndrome de choque tóxico.
Choque tóxico: el riesgo del mal uso del tampón | Pexels
Este producto de higiene femenina no debe de llevarse más de ocho horas seguidas, pues se tiene el riesgo de padecer un choque tóxico a causa del estafilococo dorado. Según expertos, lo ideal es cambiarlo entre cada cuatro y ocho horas y evitar llevarlo durante la noche.
Choque tóxico, ¿por qué se da?
El director científico de Halitus Instituto Médico, Sergio Pasqualini, explicó a Infobae que en la vagina se encuentra una gran variedad de bacterias, lo que se conoce como microbiota, la flora normal.
Sin embargo, cuando en esa flora se presenta una bacteria patógena, puede llegar a alterarla y hasta provocar infecciones vaginales, mientras que la sangre del periodo menstrual favorece al crecimiento de bacterias.
Las defensas que presenta el cuello del útero se pierden durante la menstruación, y así como baja la sangre menstrual puede favorecer la subida de gérmenes", explicó el experto.
Los tampones facilitan este tipo de infección debido a su uso interno vaginal y utilizarlo durante más tiempo del recomendado favorece su proliferación. "Cuanto más tiempo esté colocado el tampón, mayor será el riesgo", agrega Pasqualini.
¿Cuáles son los síntomas de un choque tóxico?
La infección puede llegar a manifestarse en el cuerpo hasta 72 horas después, lo ideal es ponerle atención a los siguientes síntomas para evitar que las bacterias se propaguen a otras partes del cuerpo y correr el riesgo de tener que amputar las piernas:
- Fiebre alta
- Diarrea
- Vómito
- Dolor de músculo y cabeza
- Enrojecimiento en los ojos, garganta y boca
- Salpullido
- Convulsiones
- Desmayos
Una de las soluciones que los expertos recomiendan a las mujeres, es utilizar la copa menstrual, la cual simplemente se encarga de almacenar la sangre sin absorberla y no contribuye a la formación de infecciones.