La vitamina E es liposoluble y su cuerpo la almacena en el tejido graso y en el hígado.
La vitamina E es antioxidante y esto significa que protege el tejido corporal del daño causado por sustancias que se llaman radicales libres.
Estos últimos pueden dañar células, tejidos y órganos. Juegan un papel en ciertas afecciones que se relacionan con el envejecimiento. Asimismo te ayuda a mantener el sistema inmunológico fuerte, frente a los virus y las bacteriaa.
Te ayuda a formar glóbulos rojos y ensancha los vasos sanguíneos para evitar que la sangre se coagule.
Las células usan la vitamina E para interactuar entre sí. Les ayuda a llevar a cabo muchas funciones importantes.
Se necesita más investigación para saber si la vitamina E puede prevenir por ejemplo enfermedades como cáncer, problemas cardíacos, demencia, enfermedad hepática y el accidente cerebrovascular.
Alimentos con vitamina E
La manera de obtener los requerimientos diarios de vitamina E es cuando se consumen alimentos como:
- Aceites vegetales de maíz (como los aceites de germen de trigo, girasol, cártamo, maíz y soya).
- Nueces (como las almendras, el maní y las avellanas).
- Semillas (como las semillas de girasol).
- Hortalizas de hoja verde (como las espinacas y el brócoli).
- Cereales fortificados, jugos de frutas, margarinas y productos para untar enriquecidos, es decir que tienen vitaminas agregadas. Es importante revisar la etiqueta.
Solo hay que tomar en cuenta que cuando se consume altas dosis de sumplementos de vitamina E, puede incrementar el riesgo de hemorragia cerebral. Si tienes ingesta baja puede llevar a tener anemia hemolítica.
Las dosis recomendadas de vitamina E son:
Lactantes (IA)
0 a 6 meses: 4 mg/día
7 a 12 meses: 5 mg/día
Niños (CDR)
1 a 3 años: 6 mg/día
4 a 8 años: 7 mg/día
9 a 13 años: 11 mg/día
Adolescentes y adultos (CDR)
14 años en adelante: 15 mg/día
Adolescentes y mujeres embarazadas: 15 mg/día
Adolescentes y mujeres lactantes: 19 mg/día